Luego de un verano intenso marcado por las temperaturas extremas, la ausencia de precipitaciones e incluso algunas heladas tempranas en gran parte del país, se acerca el cambio de estación y con él un esperado alivio para nuestros cultivos, que poco a poco se recuperan gracias a la influencia de un entorno natural más amable.
Y como es de esperar, las tareas en el campo no cesan. Los días más cortos, el descenso de las temperaturas y el arribo de las lluvias traen como consecuencia la disminución de las plagas y enfermedades fúngicas. Hay que tener en cuenta, además, el calendario de según la zona de siembra, puesto que un solo retraso podría desencadenar un enorme listado de problemas relacionados con el crecimiento y desarrollo de las plantas.
Desde nuestro equipo de expertos, se proponen algunas herramientas para optimizar el trabajo en las plantaciones de cara a la temporada otoño-invierno.
Entender la etapa en la que se encuentra nuestro cultivo y su importancia
Cada momento en la vida de nuestro campo requiere necesidades diferentes. Informarnos sobre tendencias de mejora será vital para optimizar los resultados de la cosecha y del suelo, ya que la nutrición correcta en un ciclo tiene consecuencias directas en el siguiente.
Como caso a mencionar, podemos hablar de la etapa de poscosecha que está sucediendo con la vid, la cereza y el durazno, entre otros. Donde es importante fertilizar dado que el potencial desarrollo de los estados fenológicos iniciales del próximo ciclo depende del nivel de reserva logrado en las distintas estructuras de la planta. Nuestros ingenieros realizan esta tarea junto a su equipo para elaborar la mejor solución de acuerdo a sus necesidades.