El cultivo del tomate es uno de los más importantes a nivel global, tanto en agricultura comercial como en huertos familiares. Entender las fases fenológicas del tomate es clave para optimizar su manejo, desde la siembra hasta la cosecha. Cada etapa tiene sus particularidades, y una adecuada gestión de riego, fertilización y control de plagas depende de comprender estas fases.
A continuación, te ofrecemos un recorrido por las principales etapas fenológicas del tomate, explicando cada una de ellas en detalle y cómo impactan en el crecimiento y desarrollo de la planta.
Fase de Postrasplante
La primera etapa comienza justo después del trasplante del tomate a su lugar definitivo. Esta fase es crucial porque la planta debe superar el estrés provocado por el cambio de entorno. La duración de esta fase depende en gran medida de la capacidad de la planta para adaptarse. Se considera que esta fase termina cuando el cordón de plantas cubre al menos un 5% del suelo.
Durante el postrasplante, es fundamental minimizar el estrés hídrico y aplicar una nutrición adecuada para fomentar un rápido enraizamiento.
Fase de Crecimiento Rápido
En esta fase, las plantas experimentan un crecimiento vigoroso. El porcentaje de suelo cubierto pasa rápidamente del 5% inicial a un 80-85%, lo que indica un avance significativo en el desarrollo del follaje. Al mismo tiempo, las raíces alcanzan su máximo desarrollo, concentrándose en los primeros 40 cm de profundidad.
En esta etapa es crucial proporcionar suficientes nutrientes para acompañar el rápido crecimiento de la planta. El manejo adecuado del riego es esencial para evitar problemas de encharcamiento o sequía.
Fase de Crecimiento de Frutos
A partir del cuaje, la planta comienza a destinar sus recursos hacia la formación y desarrollo de los frutos. Dado que el cuaje se produce de manera escalonada, en una misma planta pueden encontrarse frutos en diferentes etapas de desarrollo. Esta fase es crítica para la productividad final del cultivo.
Fase de Maduración
En esta última fase, los frutos verdes empiezan a cambiar de color, desde un verde intenso a los tonos rojos característicos del tomate maduro. Es un proceso gradual en el que las frutas alcanzan su punto óptimo de maduración para la cosecha.
Durante la maduración, es importante controlar la cantidad de agua para evitar el agrietamiento de los frutos y aplicar nutrientes que mejoren la calidad de la cosecha.
Nutrición y Manejo Integral para Todas las Etapas
Cada fase fenológica del tomate requiere un manejo adecuado de los recursos para maximizar la productividad y la calidad de los frutos. En Nutriterra, ofrecemos soluciones especializadas que se ajustan a las necesidades de cada etapa del ciclo del cultivo, asegurando que tus tomates reciban los nutrientes correctos en el momento adecuado. Ya sea para potenciar el desarrollo vegetativo o mejorar la calidad del fruto, nuestros productos están diseñados para acompañar cada etapa de crecimiento.